NADIE puede negar el crecimiento que ha venido teniendo el cine venezolano en los últimos años. Particularmente yo resalto el camino hacia el éxito desde Secuestro Express, la particular estafa contada en Puras Joyitas, pasando por las memorables Hermano y Hora Cero, el gran documental Tiempos de Dictadura y terminando recientemente con Piedra, Papel o Tijera, pero la "tapa del frasco", como decimos en Venezuela, es sin duda esta película que viene a ser la ópera prima del actor Miguel Ferrari, su primera como escritor, productor y director, Azul y no tan Rosa, una apuesta diferente a lo que estamos acostumbrados a ver en nuestro país que gira en torno a la homosexualidad, la transexualidad y el machismo, pero que en realidad habla del amor.
Diego (Guillermo García) es un fotógrafo homosexual que accede, con algo de dificultad, a formalizar la relación con su novio Fabrizio (Sócrates Serrano), un médico obstetra que le propone vivir juntos, a pesar de la piedra de tranca que significa el padre de este último. De repente la vida de Diego toma un giro inesperado al tener que hacerse cargo de su hijo Armando (Ignacio Montes) quien vive en España con su madre y al que no ha visto desde hace cuatro cinco años. Son otros dos los personajes principales que acompañan a este trío: Delirio (Hilda Abrahamz), una transexual que años atrás se llamaba Alejandro, y Perla Marina (Carolina Torres), una ocurrente e ingenua mujer víctima de la violencia de género.
La vida de Diego se vuelve realmente amarga debido a un repentino accidente que sufre Fabrizio, sumando el hecho de que Armando descubre, de una manera un tanto desagradable, las preferencias sexuales de su padre. Sin embargo, en el fondo de todo Armando, quien además lucha contra una muy baja autoestima, no le disgusta la homosexualidad de Diego, sino el haber estado alejado de él por tanto tiempo cuando más lo necesitaba.
Es entonces cuando la película va tomando cuerpo y alcanzando poco a poco un tope de emociones que derivan desde varias perspectivas que involucran a los cinco protagonistas. Diego extrañando cada día más a Fabrizio mientras busca la mejor manera de acercarse a Armando, su verdadera tarea pendiente, con la ayuda de Delirio y Perla Marina, combinando en gran medida el humor característico del cine venezolano, que básicamente es regla que esté siempre presente. Son muchas las incidencias que estoy seguro provocarán en todo el que disfrute de esta película un cúmulo de enseñanzas acerca del respeto, la tolerancia, la verdad y el amor puro en todas sus vertientes.
Cabe destacar la excelente musicalización y edición de sonido a lo largo de toda la cinta. Ha sido un recurso muy bien utilizado resaltando gratamente los diferentes mensajes que se van apreciando a lo largo de sus casi dos horas de duración.
Particularmente considero esta producción podría ser la mejor película venezolana de la historia gracias a la gran calidad de su guión, actuaciones (aunque en dos o tres oportunidades los diálogos se perdían momentáneamente), fotografía, sonido y demás elementos que la hacen ser espectacular y donde "para gustos, hay colores". Ya he ido dos veces a verla en el cine, lo cual es muy difícil que yo haga, y no tengo duda de que quizás vuelva a ir una vez más, lo cual es más difícil aun. ¡No dejen de disfrutar de esta gran historia!
Ferchocalificación: 9,5.
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